
La PRIMERA CARTA A TIMOTEO –a quien Pablo llama afectuosamente «hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio de la Buena Noticia de Cristo» (1 Tes. 3. 2)– contiene una serie de recomendaciones prácticas sobre la necesidad de conservar y transmitir con fidelidad la tradición apostólica (6. 20), sobre los criterios que deben regir la elección de los ministros de la comunidad (3. 1-13) y acerca de las obligaciones de Timoteo con respecto a las diversas categorías de fieles: ancianos y jóvenes (5. 1-2), viudas (5. 3-16), presbíteros (5. 17-22) y esclavos (6. 1-2). En particular, Pablo inculca a su discípulo la necesidad de combatir a los que enseñan «doctrinas extrañas» (1. 3), y lo exhorta a practicar la piedad y el desinterés pastoral, para mantenerse «sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo» (6. 14).
1a. Timoteo 1:15-16 Palabras fieles
1a.Timoteo 4:4-10 Palabras para recordar